En el principio del fin

Sentada junto a ti, mirándote fijamente,
una sola lágrima recorre mi mejilla,
mientras te digo que te marches de mi vida.
Sin fuerzas para tanto dolor, sin fuerzas para sufrir mas,
hundida en una vida sin esperanzas de futuro,
por fin me he quitado las cadenas.
Y la gente curiosa por saber, especulan,
cuchichean del porque puse fin.
Dejales que hablen, dejales que opinen,
pues nadie entendería de mi adiós.
Tanto tiempo atrapada en mi,
tanto tiempo sin ser yo por ti,
encerrada en la jaula de tus brazos
ciega sin querer ver.
Cuantas veces me sentí derrotada a tu lado
sin que pudieras consolar mi lamento,
sin intención de consolar mi dolor,
estaba de tu mano ser mi guia,
ser mi compañero en este viaje.
Aun así me creíste segura a tu lado
y dejaste de luchar por mi,
tanta certeza tenias de que estaría contigo
que dejo de importarte mi felicidad.
Siempre estando junto a ti y aun así la soledad me invadía,
Te quedaste sordo ante mis gritos en el silencio de un hogar vacío
acabando siendo mi propia cárcel sin poder escapar.
No diré que me arrepiento pues lo vivido, vivido está,
pero no volveré a cambiar mi espíritu ni mi ser por nadie.
No volveré a estar junto a alguien sin sentir amor,
y que la voluntad de que yo lo sienta sea por que
la otra persona sienta lo mismo y quiera enamorarme.
Así esperaré, esa próxima aventura del corazón
en el que el será mi amigo, mi compañero, mi amante,
y así, solo así,  podre tener un verdadero principio sin fin.